Más de una vez sentí a tu corazón latir fuerte
y rápido. Sintomatología que puede tener varias causas.
Creo en las mentiras de frente y en las
inconscientes. Quién miente, no miente,
sino que se miente. Tendríamos que
aprender a conjugar. Y a saber quién sale más perjudicado. Cualquiera fuese tu motivo, si lo hiciste es
tu problema. Es tu guarida y tu almohada. No la mía. Aunque fehacientemente no
puedo hablar de mentiras, al menos a pura conciencia y con sentido específico.
Más bien puedo verte como un rompecabezas, de
tono gris oscuro. Un cuadrado donde los
colores se apagaron, y un par de piezas están perdidas. No hay buenas formas que guíen. Solo
mensajes incoherentes entre sí.
Incoherencia en tiempo y espacio, entre conducta y palabra. Entre cada
letra y cada gesto.
Igual lograste tu cometido. Salvando a
tu estructura para que no se caiga, yo ya tengo una etiqueta en tu puzzle y eso lo
hará tal vez, más sencillo de armar. La distancia ayudará, siempre es buena
para huir de aquello que perturba y no se puede terminar de rotular. Las culpas
dormirán tranquilas. El deseo también.
Por mi parte, sé que hubiese sido fácil
quererte. Siempre y cuando esa sonrisa no fuese mueca. De lo cual probablemente, nunca me
entere. Yo sí puedo decir que cuando reí a carcajadas lo hice con todo mi ser y
también cuando lloré lo sentí.
Ahora se
apagó el último cigarrillo. Y ésta vez fue contra mi piel. Esa misma que tantas
veces encendiste y que supo encender la tuya; esa misma que nos pone a
distancia.
Distancia que a vos,
hoy a
vos, eligiéndola, te salva.
El dolor es parte del sentir, y aunque duele nos levantamos reconstruídos siempre.
ResponderEliminarHermoso texto Ana, más allá del dolor.
me encanta tu escritura amiga!!!
ResponderEliminarCuanta mesura, cuanta altura.. Simplemente impresionante!! Te felicito!! Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios.
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