3 de septiembre de 2012

Carta sin leer .-


Sé que muchas veces te rezongo. Qué precisamente no me salen palabras bonitas contigo. Pero es la forma que tengo de demostrarte lo que me importas. Una forma bruta, torpe, básica… pero fue la que nuestra  historia me permite tener.
Decirte que sos lo más importante en mi vida me queda corto. Sé que cumpliste tu rol de la manera que pudiste. “Cumplir”, que palabra desagradable. Digamos que lo viviste. Yo también hice y hago lo que puedo. Aunque muchas veces me enoje, otras te agradezca hasta el infinito y la mayoría ni te diga nada.
Somos tan diferentes. Vos sos el impulso, admiro tanto tu vitalidad, tus siempre disponibles ganas de hacer todo. Yo soy más perezosa, mucho más organizada o menos jugada también. Vos no tenés idea lo que es estar deprimida. No estaba “permitido” en tu juventud y tampoco tus genes parecen permitírtelo nunca. Es tan lindo ver toda la voluntad que tenés.  Poder ver como salís adelante a pesar de todo. 
Y aunque hemos tenido épocas separadas, cuestionadas mucho por mí, yo tengo orgullo de vos.  Y creo que vos también estás orgullosa de mí. Aunque sé que te hubiese gustado que llevase otra vida. Tal vez más parecida a la de mis amigas con las que me viste crecer. Pero bueno,  también hice lo que pude.


Hoy tengo miedo, asumido y consciente.  No quiero que te vayas, no quiero que te enfermes. Por eso te reto, te pido que vayas al médico, te ruego que te cuides.  Sí, soy egoísta. Te quiero muchos años más en mi vida.  Qué haría yo sin tu impulso?  Sin esas ganas locas de vida que siempre tenés sin siquiera pararte a pensar si estás cansada?
No quiero más abandonos, no por ahora. Soy una mujer, la cédula dice eso. Pero aún me siento muy niña y con necesidad de mimos.  Te quiero tanto… aunque nunca te lo diga y ojalá lo sepas, mamá. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario